29 marzo 2012

Rodolfo Walsh desenmascara, a costa de su vida, los crímenes de la Junta Militar argentina


Una de las últimas fotografías conocidas de Rodolfo Walsh.
(Fuente: Blog del profesor Daniel Alberto Chiarenza)

El 24 de marzo de 1976 un golpe de Estado estableció la dictadura en la Argentina tras derrocar el gobierno, constitucionalmente establecido, que presidía María Estela (conocida popularmente como Isabel o Isabelita) Martínez de Perón.

El transeúnte había pasado una semana en Buenos Aires siete meses antes de aquellos hechos, y ya había podido intuir la inquietud que se vivía en la capital argentina, pese a la aparente normalidad que se respiraba en las calles. Había preocupación, incluso cierto temor a que la paz social se resquebrajara, y en los alrededores de la Casa Rosada (sede de la presidencia de la república) se notaba, decían los porteños, más vigilancia policial que antes. La moneda nacional se depreciaba varias veces al día, por lo que convenía cambiar pocos dólares en cada transacción. Sin embargo, la ciudad vivía momentos de intensa actividad cultural, fomentada sobre todo por personas jóvenes llenas de inquietud que recorrían las colas de teatros y salas de cine ofreciendo fanzines y revistas culturales, cuadernillos de poesía y algún que otro manifiesto reivindicativo.

Con la excusa de la lucha antiterrorista contra los montoneros (guerrilla de la izquierda peronista, que había sido declarada ilegal) y grupos guerrilleros marxistas que supuestamente estaban invadiendo el país desde el norte –el transeúnte fue víctima no sólo de un minucioso cacheo, sino incluso de un deplorable interrogatorio por parte de uniformados en el aeropuerto de la ciudad de Resistencia (provincia del Chaco), donde hizo escala el avión en el que volaba desde la capital paraguaya, Asunción, al Aeroparque de Buenos Aires, y de un amago de detención que retrasó largamente la partida del avión: su barba y sus ropas resultaban, simplemente, “sospechosas”–, los militares argentinos, amparados por las fuerzas parapoliciales ultraderechistas de la “triple A” (o 3A, Alianza Anticomunista Argentina), establecieron una Junta Militar que puso en marcha la maquinaria de una represión sin límites cuya perversión superó lo imaginable. Se ha escrito mucho sobre ello, de modo que no parece oportuno entrar ahora en más detalles.

Los miembros de la Junta Militar establecida en Buenos Aires 
en marzo de 1976. De izquierda a derecha: el almirante Emilio Eduardo 
Massera, el general Jorge Rafael Videla y el brigadier Orlando Ramón Agosti.

El escritor y periodista Roberto Walsh (nacido en Lamarque, provincia de Río Negro, en enero de 1927), montonero y militante de otras organizaciones guerrilleras, tuvo la osadía de enfrentarse a aquella Junta Militar mediante una carta abierta, fechada el 24 de marzo de 1977 (primer aniversario del golpe militar), que se reproduce a continuación, con la que firmó su sentencia de muerte. Al día siguiente fue detenido por fuerzas de la Marina, a las que se enfrentó con un pequeño revólver; malherido, o quizá muerto, su cuerpo fue trasladado a la fatídica Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, donde desapareció. El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo de él: "Su desnuda palabra era escandalosa donde el miedo manda. Su desnudadora palabra era peligrosa donde se baila en gran baile de disfraces". 

Se esté o no de acuerdo con su ideología, el testimonio de Roberto Walsh resulta un documento de primera mano que se suma a la historia de aquella infamia. Aquí queda ahora transcrito. El transeúnte está agradecido a la persona (que prefiere quedar en el anonimato) a través de la cual ha conseguido este texto.

El edificio central de la Escuela de Mecánica de la Armada, 
en el barrio de Núñez de Buenos Aires.
(Fuente: http://gangstersyfalleras.wordpress.com, 2009)


Carta abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar argentina

1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio. [1]
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas. [2]
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 o 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos. [3]
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y los partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor. [4]
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.

4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas. [5]
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia. Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron. [6]
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea [7], sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte [8]. La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay [9]. La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de Prensa Libre Horacio Novillo apuñalado y calcinado después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal". [10]

5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar [11], resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% [12] prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificado de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron. [13]
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en sólo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia. Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S. Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos" [14]. El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos". Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles. 

Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022 

Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.


[1] Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
[2] El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en los brazos, las manos, los muslos, cerca de la boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba". 
[3] "Cadena Informativa", mensaje num. 4, febrero de 1977.
[4] Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este último había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga".
[5] En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente: muertos en combate: 600; fusilados: 1300; ejecutados en secreto: 2000; varios: 100. Total: 4000.
[6] Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.
[7] "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
[8] El canciller vicealmirante Guzzeti, en reportaje publicado por La Opinión el 3.10.1976, admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".
[9] El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2.5.1976. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2.6.1976, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.
[10] Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según La Razón del 12.6.1976. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
[11] Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.
[12] Diario Clarín.
[13] Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
[14] Prensa Libre, 16.12.1976.

23 comentarios:

Diana Profilio dijo...

La valentía de Rodolfo Walsh!!!
Eran tiempos en los que sólo "mirar de reojo" convertía a los ciudadanos en sospechosos peligrosos y protagonistas de lo que, puntualmente, describió en su carta abierta!!! Aún sabiendo que esa era su sentencia de muerte, tuvo la osadía y el compromiso de gritar una realidad.
Un beso grande de una argentina que vivió esa época nefasta. Yo era chica y creo que no comprendía bien qué estaba sucediendo pues toda información se "tapaba" celosamente. El tiempo y las consecuencias me lo terminaron de explicar... Un documento estremecedor!!!

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Gracias, Diana, por explicar tu experiencia infantil, sin ser consciente del terror que se había desencadenado a tu alrededor. Efectivamente, Walsh se condenó a sí mismo con esa carta abierta, pero tal vez ya no quería vivir en un país que había sido secuestrado y sobrevivía a duras penas bajo la amenaza constante de las armas. En cualquier caso hay que valorar su valentía.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
esquinaparadise.blogspot.com dijo...

Querido Albert:
Te agradezco la difusión de este documento. No sólo por la importancia histórica de este valiente testimonio que le costó la vida al autor, sino porque esto también forma parte de mi memoria. Mis abuelas y tías paternas, huyendo de la represión franquista, se encontraron años más tarde con estas calamidades y las sufrieron, como todos los argentinos, como todos los seres humanos. Gracias, amigo.
Te abrazo.
Antonio Arroyo.

Jorge Alberto Loscri dijo...

Muchas gracias Albert,por difundir este tesoro.

fus dijo...

Rodolfo Walsh fuè un valiente entre los valientes, aquellos hombres y mujeres que denunciaron barbaridades aùn a sabienda que sus vidas estaban en juego. Son personajes de la historia que nunca deberiamos olvidar. Este transeunte como siempre dàndonos a conocer documentos y personas increibles. Muchas gracias Albert

un abrazo


fus

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Antonio, aquellos años de plomo en la Argentina nos afectaron a muchos. Yo, además de haber estado allí poco antes, tenía familiares en aquel país (mi padre había nacido en Buenos Aires), a los que había visitado, que sufrieron duramente la represión de los militares aunque, como no se significaron, sobrevivieron a aquellos momentos.
De vez en cuando conviene refrescar la memoria, sobre todo para que las nuevas generaciones puedan entender mejor la historia de nuestros días y muchas alusiones que generalmente se les escapan.
Un abrazo, querido amigo.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Jorge Alberto: gracias a ti por haber venido a leer a estas páginas. Hay que denunciar los crímenes, nunca es tarde para hacerlo.
Un abrazo transoceánico.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Fus: en la historia siempre ha habido personas valientes y generosas que han ofrecido la vida por una causa o por los demás. La mayor parte de ellas han quedado en el anonimato, pero de algunas conocemos nombre y apellido, y saber que tu denucia te enfrente a la muerte es sin duda un acto de valentía suprema (o de supremo desespero, quién sabe).
Gracias por tu comentario y un abrazo también para ti.

Anónimo dijo...

Gracias por revelar la verdad que vivimos pero se nos ocultó durante años.
Carlos F.Z.

esquinaparadise.blogspot.com dijo...

Nos condolemos, entonces querido amigo. Precisamente ahora es cuando más debemos refrescar la memoria a nuestros jóvenes, para que, con esta conciencia, apaguen la marea de nueva represión que le viene encima a la humanidad.
Un abrazo grande.
Antonio.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Carlos, Antonio: gracias por vuestros comentarios. Así es, Antonio: las nuevas generaciones deben conocer realidades recientes (las sangriantas dictaduras latinoamericanas, las guerras de Yugoslavia..., las represiones en ya no se sabe cuántos países) para que se den cuenta de que estamos siempre amenazados, y de que el hombre es un lobo para el hombre.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Un lamentable momento histórico guardado durante largo tiempo bajo secreto de sumario. Es bueno y necesario difundir y repetir la verdad para que nada quede oculto. Tanto para los muertos como para los vivos. Lamento decir que no conocía Walsh. Gracias por dármelo a conocer. Un hombre valiente como pocos.
Un cordial saludo,
Anne

Carmela dijo...

"El periodismo es libre o es una farsa."-R.Walsh -
Elocuente y bien detallada reseña de aquellos tiempos.
Es importante la proyección que haces de tu visión , al pasar por Buenos Aires , de la " inquieta " situación que se respiraba.
Carta Abierta fue su condena de muerte pero quiso dejar testimonio .Y lo hizo.
Admirable valentía.
En los legajos de Conadep (Libro : " Nunca más" )un sobreviviente relata las torturas terribles que debió soportar el escritor en la Esma.
En aquel momento no tenía la madurez suficiente para entender.Más tarde me enteré de las atrocidades que se cometieron.
Vale la pena darle difusión para que no se olvide y para que nunca más vuelva a repetirse.

Aunque ... como escribió Benedetti :.."El olvido está lleno de memoria."
Un gran abrazo.

Concha Huerta dijo...

Que tristes recuerdos nos desvelas en este texto tuyo, de tiempos de ignominia que masacraron un pueblo tan querido como hermano. Y pobre recompensa la de la valentía de este hombre que con superpuso la franqueza a su propia vida. Un saludo desde Cascais

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Las verdades siempre han acabado aflorando al cabo del tiempo y ahora, con las nuevas tecnologías, es aún más fácil desvelarlas. Será ilegal, si se quiere, pero los secretos de sumario dejan pronto de serlo: unas veces eso es perjudicial, pero otras permite que se conozcan terribles verdades ocultas (porque también son terribles los crímenes económicos).
Walsh fue un hombre controvertido por su ideología, que por aquel entonces levantaba suspicacias en la Argentina, pero demostró ser consecuente y también muy valiente, pues no era tan ingenuo para no saber que con aquella carta se jugaba la vida (en el mejor de los casos, como parece, a balazos; en el peor, después de haber sido horriblemente torturado). Gracias por tu comentario, estimada Anne.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Carmela: Benedetti tenía mucha razón, el olvido nunca lo es del todo porque el subconsciente, o documentos inéditos, guardan la memoria. Esta carta de Walsh ha sido divulgada, pero quizá menos de lo que merece. Por eso, cuando llegó a mis manos me pareció un deber moral darla a conocer a través de esta bitácora: el recuerdo de la ignominia ha de resonar continuamente en los oídos y la conciencia de los criminales como un repique de campanas incesante e insoportable, pues esa es la tortura que merecen, además del castigo de la justicia (si ésta existe o llega a tiempo).
Muy interesante tu contribución, te la agradezco: desde el lugar donde su produjeron los crímenes se tiene otra dimensión de éstos, aunque no se hayan vivido personalmente.
Un abrazo solidario.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Concha: gracias también a ti por haberme dejado tu comentario. Desde este lado del Atlántico conocimos aquellos horrores sólo a medias, y a veces de manera distorsionada: eran los años de la transición y algunos de quienes medraban aún en España hubieran firmado muchas de aquellas sentencias de muerte, aunque quizá a aquellas alturas no habrían utilizado métodos de tortura tan horrorosos (o quizá algunos policías, movidos por su visceralidad, sí).
Todo crimen contra la humanidad ha de quedar permanentemente presente en el recuerdo y ha de ser conocido por las nuevas generaciones, aunque sepamos que otros crímenes semejantes serán inevitables: así es la condición humana y con esos métodos actúa la sinrazón.
Mi saludo desde el hoy lluvioso Mediterráneo.

Elizabeth dijo...

Gracias Albert por mostrarnos el lado oculto de la historia. Nací en el 1976 e ignoraba este lamentable suceso. Un abrazo desde una isla que ha sufrido tantos eventos similares.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Gracias a ti, Elizabeth: me parece útil que quienes habéis nacido después de épocas tan horribles podáis conocer las verdades, a veces ocultas durante mucho tiempo, de la historia criminal amparada por las "razones de Estado".
Un abrazo también para ti, con mi agradecimiento por ser fiel seguidora de mis blogs.

Anónimo dijo...

Un millón de gracias, amigo solidario.
Norma

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

Gracias a ti, Norma, por haber sentido este texto y haberme dejado tus palabras.

Anónimo dijo...

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