
El del título es el nombre, en gaélico escocés, de la isla de Iona (Isle of Iona, en inglés), que de hecho es un islote de lava basáltica de menos de 9 kilómetros cuadrados situado a tan sólo una milla náutica de la isla de Mull, en el archipiélago de las Hébridas Interiores, al oeste de Escocia.
El transeúnte descubrió aquel lugar, pequeño en extensión, pero importante para la historia de Escocia (¡y de la Cristiandad!), aprovechando una estancia en Oban durante la primavera de 2009. Para llegar allí es preciso embarcarse en el trasbordador que lleva a Craignure (Creag an Iubhair), la principal localidad de la isla de Mull (Muile), y recorrer después con autobús la estrecha carretera que la enlaza con Fionnphort, la aldea más sud-occidental de la isla, donde se toma otro pequeño ferry que atraviesa en pocos minutos el brazo de mar hasta la “capital” de Iona, Baile Mòr, denominada popularmente The Village.






Otro conjunto monumental que llama la atención en la isla de Iona son las ruinas del convento de monjas (la Nunnery), a medio camino entre el núcleo de Baile Mòr y la abadía. Construido en el año 1203 por el entonces Señor de las Islas, Reginald MacDonald, que estableció en él una comunidad de monjas agustinas, el edificio fue conocido como An Eaglais Dhubh (‘la iglesia negra’) por el color de los hábitos de las religiosas que allí residían. Abandonado durante la Reforma, el monasterio nunca fue reconstruido, aunque las ruinas se muestran actualmente encerradas en una especie de jardín y se han hecho algunas pequeñas restauraciones, más que nada para evitar que las paredes acaben viniéndose abajo.

No obstante, el ritual religioso céltico, conocido también como cristianismo insular, ha pervivido en Iona gracias a la reactivación que tuvo en la década de 1960 a partir de la New Age spirituality, que reivindicó incluso algunas ceremonias del viejo paganismo céltico, y los principios de los lolardos reformadores del siglo XIV.



El transeúnte os muestra unas cuantas imágenes que captó en aquel retazo de tierra de 5,6 km de longitud y 1,6 km de anchura, habitado por poco más de cien personas, cuyo punto más alto, el Dùn Ì, se eleva hasta los 101 metros. Si alguna vez recorréis las costas occidentales de Escocia, merece la pena que os acerquéis a Iona: ¡no es preciso llevar el coche!

Fotografías, de arriba abajo:
- La oficina de correos de Iona, en Baile Mór.
- El trasbordador en el muelle de Baile Mòr; al fondo, la isla de Mull.
- San Columba representado en una vidriera de la catedral de Edimburgo (imagen tomada de la red).
- Viejo mapa de la isla (imagen tomada de la red).
- La abadía de Iona.
- La tumba de los duques de Argyll, en la abadía de Iona.
- Una Biblia iluminada impresa en gaélico (abadía de Iona).
- Las ruinas de la Nunnery de Iona.
- Un crucero céltico próximo a la abadía de Iona.
- Desde la puerta del Hotel Argyll; al fondo, la isla de Mull.
- Ganado ovino pastando en el centro de la isla.
- Una típica country house en Iona.
© de las fotografías: Albert Lázaro-Tinaut.
Podéis clicar sobre las fotografías para agrandarlas.
Traducción del catalán: Carlos Vitale.