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07 marzo 2010

[Marginalia]: “Por favor, sea breve”

El pasado viernes, el transeúnte acudió a la presentación de la antología de microrrelatos Por favor, sea breve 2, publicada por la editorial Páginas de Espuma, de Madrid.* El acto lúdico-literario (porque así fue) tuvo lugar en el bar L’Astrolabi, del barrio barcelonés de Gràcia, que se llenó de “hormigas” de todas las edades: así las denomina Clara Obligado en el texto preliminar que titula, precisamente, “La era de la hormiga”: “… sucede que el dinosaurio [se refiere, como todos habrán adivinado, al célebre microrrelato de Augusto Monterroso, pero conviene aclararlo para distraídos] ya está en el Parnaso y ha dado origen al reino de la hormiga. Hormigas, hormigas por todas partes, movedizas, dinámicas, textos diminutos que ya no se pueden contar”. ¡De repente, en L’Astrolabi, también los autores y el público nos convertimos en divertidas hormigas!

Fue una de esas veladas entrañables que, por suerte, sustituyen cada vez más a las presentaciones “serias” al uso, a las que uno va por compromiso y, con raras excepciones, dispuesto a aburrirse un rato, en las cuales algunos aprovechan para tomar unas copas gratis y –aunque la crisis está acabando con ellos– sustituir la cena por unos cuantos canapés.

Algunos de los “antologados” (¿por qué el diccionario normativo no recoge esta palabra?) leyeron relatos mínimos de los otros, y se pudo comprobar que en muchísimos casos estas pequeñas piezas literarias, a las que hasta hace pocos años no se prestaba interés, no están en absoluto reñidas con el sano sentido del humor, sino bien al contrario. Entre esos “antologados” que leyeron había algunos amigos del transeúnte, como Carlos Vitale (ved aquí su blog personal), colaborador imprescindible de esta bitácora, y Care Santos (ved aquí su web oficial).

Una de las razones que animaron al transeúnte a acudir a L’Astrolabi fue el deseo de conocer a Clara Obligado, la antóloga (aunque en el libro figure como autora de la edición, que es la manera formal de decir lo mismo) de la obra. Para el transeúnte, no sabe por qué, esa mujer menuda, inquieta, cordial y desbordante de simpatía, como pudo comprobar, tenía una especie de aureola especial. Quizá por su ilustre apellido, quizá por haber leído en tiempos no muy lejanos sus cuentos de Una mujer en la cama… y otros textos breves suyos que le habían llamado poderosamente la atención. El transeúnte, sin embargo, no es de aquellos que persiguen a sus autores favoritos por el simple capricho de conocerlos personalmente y obtener su autógrafo, hasta el punto de que ni siquiera sabía dónde vivía ella desde que los militares genocidas la obligaron a exiliarse de la Argentina, en 1976. El viernes supo que vive en Madrid, la pudo conocer en persona y conversar con ella, y comprobó no sólo su calidad humana, sino también su serio compromiso con la literatura, su fino sentido del humor y su extraordinario don de gentes.

La obra presentada, por supuesto, merece ser leída y, además, no obliga a hacerlo de una tirada: puede permanecer semanas o meses sobre la mesilla de noche y alegrar, por ejemplo, un día gris o borrascoso antes de buscar el sueño. En ella aparecen textos de 116 autores (si no fallan las cuentas) de diversas procedencias que escriben en castellano, y entre ellos encontramos desde algunos que podríamos considerar “clásicos”, como Macedonio Fernández, Ramón Gómez de la Serna o Juan Perucho, por citar sólo tres nombres, hasta meritorios novísimos cuya obra todavía no ha sido muy divulgada. Gran mérito incluirlos no por sus nombres, sino porque sus textos lo merecen.

Permitidle al transeúnte que reproduzca, a modo de ejemplo, uno de los microrrelatos más breves del libro, “El hombre invisible”, del escritor venezolano Gabriel Jiménez Emán:


Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.


¡Larga vida a los bonsáis de la literatura!



* Por favor, sea breve 2. Antología de microrrelatos. Edición de Clara Obligado. Prólogo de Francisca Noguerol. Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2009. 256 páginas. Anteriormente (2001) la misma editorial había publicado una primera entrega de microrrelatos, seleccionados también por Clara Obligado, con el título Por favor, sea breve, en un volumen que incluía 167 relatos hiperbreves de diversos autores, entre los que aparecían algunos grandes nombres de la literatura en lengua castellana, como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, etc.

La fotografía de Clara Obligado es de O. Duch y está tomada de la web del Heraldo de Soria.