
uno de los principales activistas del nacionalismo lituano
durante la segunda mitad del siglo XIX.
Contribuyó a la fundación del primer diario
en lengua lituana, Aušra (‘La Aurora’), que se publicó
desde 1883 hasta 1904, impreso en la Prusia oriental;
era una de las publicaciones que los knygnešiai (portadores de libros)
introducían clandestinamente en Lituania.
(Foto © Mosklo Lietuva)
La cultura lituana difundida en la lengua nacional pasó por situaciones bastante azarosas hasta la proclamación de la república independiente de Lituania, en 1918, y estuvo largamente sometida a otras culturas dominantes. El lituano (lietuvių), que se considera el más arcaico de los idiomas indoeuropeos (“un dinosaurio lingüístico que permanece vivo y coleando”, como lo denomina el lingüista y baltista Pietro U. Dini), quedó relegado durante muchos siglos al mundo rural y a las clases bajas: hasta casi la segunda década del siglo XX, en Lituania las lenguas oficiales y de la administración fueron, sucesivamente, el latín, el polaco y el ruso.
Sólo algunos eclesiásticos utilizaron las diversas formas dialectales del lituano para acercar la fe cristiana al “pueblo llano”: recordemos que los lituanos no fueron cristianizados hasta el siglo XIV. El primero que destacó en este sentido fue Martinus Masvidius (Martynas Mažvydas, en lituano, 1510-1563), considerado genéricamente el padre de la literatura lituana, que en 1547 publicó el primer libro en lengua autóctona no normalizada*: el Katekizmas (‘Catecismo’). Desde entonces proliferan los autores que escribieron en los diferentes dialectos lituanos. La fijación del lituano estándar o normativo sería obra de Jonas Jablonskis (1861-1930), que en 1901 publicó en Tilsit (Prusia oriental, Tylża en lituano y actualmente Sovietsk, en el oblast ruso de Kaliningrado) su Lietuviškos kalbos gramatika (‘Gramática de la lengua lituana’).

Portada del Katekizmas
de Martynas Mažvydas (1547).
de Martynas Mažvydas (1547).
El hecho de que Jablonskis no pudiera publicar su obra en Lituania se debió al hecho de que en el año 1864 –como consecuencia de la revuelta de los lituanos de 1863, provocada por el deseo de independencia de la intelectualidad local, animada por los progresos en el proceso de unificación de Italia– el zar Alejandro II de Rusia prohibió la publicación de libros y periódicos en lituano e impuso incluso el alfabeto cirílico en Lituania. Esta prohibición no se levantó hasta 1904.
Pero ese largo período de rusificación a ultranza, que los lituanos denominan spaudos draudimas (‘prohibición de imprimir’) sirvió para atizar el fuego del incipiente movimiento nacionalista lituano, que debió moverse necesariamente en la clandestinidad. Entre estos primeros patriotas estaba el obispo católico Motiejus Valančius (1801-1875), del cual partió la idea de hacer imprimir libros en lituano –y en caracteres latinos, evidentemente– en la Lithuania minor (Prusia oriental) y en Estados Unidos, donde ya se había establecido una importante colonia de exiliados y emigrantes lituanos. De esta manera, se editaron 1856 títulos, además de numerosas publicaciones periódicas.

Un ejemplar del año 1884 de los Lietuviszkas
Auszros kalendorius, unos almanaques católicos
de 48 páginas editados por Laurynas Ivinskis
desde 1868, de los que se imprimían unos
8000 ejemplares en Tilsit y eran introducidos
clandestinamente en Lituania, con muchas otras
publicaciones, por los portadores de libros.
(© Spaudos.It)
La introducción clandestina de estos libros fue posible gracias a la heroicidad de unos dos mil knygnešiai (portadores de libros), que se definieron como “contrabandistas de la lituanidad”, figuras clave del renacimiento nacional (que tuvo bastantes paralelismos, aunque las características y las condiciones eran diferentes, con la Renaixença catalana y los movimientos del “despertar nacional” de otras naciones europeas en la segunda mitad del siglo XIX). Según los datos disponibles, se imprimían e introducían cada año en Lituania entre treinta mil y cuarenta mil libros, un tercio de los cuales eran decomisados por los aduaneros rusos o confiscados en el interior del país. Durante este período sólo se imprimieron en la Lituania sometida al Imperio ruso cincuenta y cinco títulos, todos ellos utilizando el alfabeto cirílico.
Los knygnešiai sabían que se la jugaban; los más afortunados, si los atrapaban, sólo debían pagar cuantiosas multas; otros eran deportados a Siberia, y algunos “recalcitrantes” fueron incluso ajusticiados.

al escritor y activista Vincas Kudirka (1858-1899),
fundador en 1889 del diario Varpas (‘La Campana’),
que se imprimía en la Prusia oriental y los knygnešiai introducían
de contrabando en Lituania. Dejó de publicarse en 1905.
En la parte inferior del grabado aparece el poema que Kudirka
publicó en las páginas de Varpas y que en 1919 se convirtió
en el himno nacional lituano (Tautiška Giesmė).
Los famosos samizdat de los tiempos soviéticos tuvieron, por tanto, un antecedente en la Lituania de la segunda mitad del siglo XIX. Sabemos bastante bien, por otra parte, cómo circulaban muchos libros en España, impresos clandestinamente o pasados de contrabando desde Andorra o Francia, durante la época franquista, y también antes, en las primeras décadas del siglo XIX y durante la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930). Y cómo llegaban, de extranjis, las ediciones latinoamericanas de autores prohibidos por el régimen dictatorial, y los publicados en París por la editorial Ruedo Ibérico, por ejemplo.
La cultura, entendida como expresión de unas minorías (o puesta al alcance de estas minorías), siempre ha parecido peligrosa a los ojos de los regímenes totalitarios. No olvidemos el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, establecido por la Iglesia católica en el año 1559, el cual se mantuvo vigente hasta 1966, y otras censuras que, a menudo, y aún hoy, obligan a continuar haciendo contrabando de libros y otras publicaciones en numerosos países.
* De hecho, el Katekizmas de Mažvydas está escrito en dialecto bajo lituano con influencias léxicas del alto lituano.
Bibliografía consultada:
- Dini, Pietro U.: Le lingue baltiche. La Nuova Italia, Scandicci (Florencia), 1997.
- Senn, Alfred: “Storia della letteratura lituana”, en Giacomo Devoto (al cuidado de): Storia delle letterature baltiche. Nuova Accademia Editrice, Milán, 1963.
- Teiberis, Leonas: La Lituanie. Traduit du russe et adapté par François de Labriolle. Éditions Karthala, París, 1995.
Traducción del catalán: Carlos Vitale.