El centro de Ronda. En primer término, la plaza de toros.
En el centro, el Puente Nuevo, y al fondo, el nucleo
antiguo de la ciudad.
En el centro, el Puente Nuevo, y al fondo, el nucleo
antiguo de la ciudad.
El transeúnte intenta congregar recuerdos de su primer y único viaje a Ronda, hace ya la friolera de… cuarenta años. Se desplazó allí desde Sevilla –donde había sido destinado como recluta del ejército–, invitado por su amigo y compañero de confinamiento Juan Gil, con quien se ha reencontrado al cabo del tiempo gracias a las redes sociales que pueblan el ciberespacio.
En cuatro décadas, huelga decirlo, los recuerdos se hacen imprecisos, se extravían en los laberintos del cerebro, pero algunos momentos continúan gratamente frescos en la memoria de este transeúnte. El del autobús en el que viajaba, por ejemplo, que se iba desvencijando a medida que recorría a velocidad de mulo una carretera polvorienta, de asfalto raído y torpemente remendado, y que pareció quedarse sin aliento mientras ascendía con insoportable estrépito una cuesta en las proximidades de la localidad gaditana de Algodonales, cuyos contrastes de teja y cal asomaban al fondo del paisaje. El vehículo se detuvo en lo alto de una loma con el motor humeante, y hubo que apearse mientras el conductor, entre improperios y súplicas a la Virgen de su devoción, trataba de reparar una avería con la que parecía estar muy familiarizado ante la mirada de tres o cuatro hombres que observaban con curiosidad y las manos cruzadas a la espalda las entrañas de la vieja máquina.
Algodonales, en la sierra de Líjar,
al noreste de la provincia de Cádiz.
(Foto © Andalucian Adventure.com)
La larga espera, bajo un sol de justicia, propició, como ocurre en estos casos, y más en Andalucía, conversaciones espontáneas, chistes y chismes. No faltaban los amistosos ánimos al improvisado mecánico, seguidos de las inevitables muletillas (que suelen escandalizar al resto de peninsulares) inseparables del lenguaje local.
A pesar de todo, el viejo cacharro con su paciente conductor y “to’l ganao”, como decía una mujer sin edad que se encargó de animar la espera, llegó a Ronda. Fue una más de las experiencias de un viajero todavía no muy experimentado, pero no la primera. Al entonces joven transeúnte aquello le pareció muy auténtico, digno del “color local” que tanto había entusiasmado a los viajeros franceses de hace un siglo y medio. Sin duda, la reciente lectura del Voyage en Espagne de Gauthier influía mucho en las fantasías de aquel muchacho curioso y anheloso de pequeñas aventuras. Aquella Andalucía, donde el analfabetismo era todavía una sangrante lacra y la miseria una realidad palpable, representaba para él, bien educado en una Barcelona gris, aunque permanentemente activa en lo cultural, un mundo lleno de secretos cuyo descubrimiento le cautivaba, como le habían cautivado sus gentes desde que llegó allí, su hospitalidad, su generosidad, su desapego de lo superfluo siempre que no tuviera que ver con el fervor religioso (en el que los elementos paganos, heterodoxos y excéntricos saltaban a la vista) que hervía en su sangre.
Vista de las huertas de Los Molinos
desde el mirador de la Alameda del Tajo.
(Foto © spain.on-map.net)
desde el mirador de la Alameda del Tajo.
(Foto © spain.on-map.net)
Los recuerdos que el transeúnte conserva de Ronda son momentos, lugares, personas, emociones, una sesión de cine en la que se quedó dormido de puro cansancio, un sol que caía a plomo sobre los tejados, el “Balcón del Coño”[1], en el parque de la entonces llamada Alameda de José Antonio, ahora Alameda del Tajo (con su bello quiosco), que se asoma sobre las abruptas paredes del espectacular precipicio de más de 180 metros de altura sobre las huertas de Los Molinos. Tierras abruptas en las que camparon a sus anchas bandoleros y contrabandistas –como los famosos “Tempranillo” y “Tragabuches” –, algunos retratados por Gustave Doré, cuando en la primera década del siglo XIX Napoleón las amenazaba, y que no abandonaron su provechosa labor hasta bien entrado el siglo XX. El Museo del Bandolero es una institución en Ronda.
El bandolero José María “El Tempranillo”
(1805-1833) retratado por el pintor
británico John Frederick Lewis
a principios de la década de 1830.
De él dijo Prosper Mérimée: “En
España manda el Rey, pero en Sierra
Morena manda'el Tempranillo".
(1805-1833) retratado por el pintor
británico John Frederick Lewis
a principios de la década de 1830.
De él dijo Prosper Mérimée: “En
España manda el Rey, pero en Sierra
Morena manda'el Tempranillo".
Y poco más allá del mirador, el Puente Nuevo (del siglo XVIII), sobre la garganta del tajo formada por el río Guadalevín, que une el casco antiguo con los barrios altos y que conservaba entonces un tipismo acorde con la leyenda mítica forjada por los viajeros románticos, ejemplificada por el mesón que ocupaba su interior, cuyo personal atendía vestido de bandolero. Y ascendiendo por la calle de Tenorio, con sus viejas casas colgantes que dan, por su parte trasera, al precipicio, se llegaba hasta otro magnífico mirador, el del Campillo.
Detalle del monumento a Rainer
Maria Rilke, en los jardines
del Hotel Victoria de Ronda.
(Foto © Miguel Borrego)
El transeúnte recuerda lugares que ahora le costaría mucho situar, con sus asnos, aguaderos, lavanderas y unos árboles aún jóvenes que apenas daban sombra. Recuerda su breve paseo hasta el lujoso Hotel Victoria, donde se había alojado Rainer Maria Rilke, en cuyos jardines se levanta hoy un monumento al poeta, y los paseos al caer de la tarde por el centro de la ciudad, que aprovechaban los jóvenes en busca de pareja para piropear y cortejar a las muchachas, que simulaban despreciarlos en ese universal juego de las seducciones. Y recuerda, cómo no, a una muchacha francesa que practicaba alegremente para nosotros un pícaro y muy ingenuo exhibicionismo sobre un banco, en una plazoleta desierta.
Los rondeños se sienten orgullosos de su plaza de toros, muy probablemente la más antigua del mundo (fue edificada en el siglo XVIII) y la que tiene el ruedo más grande. El ambiente taurino está muy presente en la ciudad, que se considera la cuna de la tauromaquia moderna, y goza de gran tradición. No en vano era rondeño el más histórico de los toreros, Pedro Romero (1754-1839), a quien retrató Goya con su hermano José.
No ha olvidado el transeúnte un aperitivo al que invitó a Juan y a unos cuantos amigos suyos junto a los mismísimos muros de aquella vieja plaza, con lo mejor de lo mejor, gambas y otros frutos de mar incluidos (un pequeño lujo para la época), y la sorpresa que tuvo cuando pidió la cuenta: no podía creer que todo aquel banquete regado con decenas de cervezas y algún fino costara menos de 40 pesetas de entonces (lo que hoy serían apenas unos 25 céntimos de euro). Pese a que por Ronda hubieran pasado personajes de la talla de Prosper Mérimée, Gustave Doré, Washington Irving, Rilke, el poeta Luis Cernuda, Dionisio Ridruejo (que estuvo allí desterrado en la década de 1940), Orson Welles o Ernest Hemingway [2], la ciudad estaba aún lejos de convertirse en la meta turística de nuestros días, uno de los lugares más visitados de Andalucía.
Estos recuerdos, a los que no va añadir más datos sobre la ciudad, fácilmente localizables en la Red, le sirven al transeúnte para referirse a la reciente publicación de un curioso libro: La historia de Ronda en versos, cuyo autor, Juan Antonio Ordóñez (rondeño de la cosecha de un año trágico: 1936) ha escrito en octavas y versos endecasílabos de rima asonante, a modo de romance. Sin pretensiones literarias, pero “sin caer en el uso de ripios ni de reiteraciones”, como dice en la carta que le escribió el erudito eclesiástico Gonzalo Huesa después de haber leído el manuscrito –y que publica póstuma a manera de prólogo–, Ordóñez relata la historia de la ciudad desde la época prehistórica hasta la actualidad, haciéndonos saber desde el principio algo que llama mucho la atención, y es que
Nuestro lugar bajo el marRestos de la ciudad Romana de Acinipo,
se encontraba en los comienzos,
cuando el mundo despertaba
de un largo y profundo sueño.
Hay fósiles en las rocas
y vestigios en el suelo
que demuestran que las aguas
cubrieron a Ronda en tiempos.
conocida como Ronda la Vieja.
(Foto © T. Hines)
Aunque el autor insista en que ha escrito el libro para los rondeños y para quienes conocen bien la ciudad, se trata, sin duda, de una rara curiosidad a lo largo de la cual se puede recorrer, así versificada, la larga vida de Ronda. El texto está ilustrado con numerosísimas fotografías en blanco y negro, algunas de indudable valor histórico, dibujos y mapas de situación, lo cual supone, sin duda, un rico valor añadido. Además, se destacan en negrita los nombres, topónimos y conceptos más relevantes.
Tal vez Juan Antonio Ordóñez se haya sentido algo incómodo a la hora de narrar los tiempos más recientes (“El presente”) sin herir susceptibilidades, por lo que la obra pierde un poco de ritmo e intensidad a partir de la postguerra civil, es decir, cuando él era todavía un adolescente. Ello, sin embargo, no quita mérito al conjunto, que se lee con gusto y del que se obtiene mucha más información de lo que pudiera parecer. En este sentido, la obra es seria y honesta, y no estorba en la biblioteca del viajero inquieto.
No abundan las historias locales libres de toques eruditos y aparato crítico, por lo que este libro ofrece una oportunidad atractiva, amena, incluso divertida, a cualquier profano de conocer la historia de Ronda. Además, resulta una invitación simpática para ir a visitar aquella hermosa ciudad andaluza. Al transeúnte, por lo menos, se le han despertado las ganas de regresar allí, al cabo de cuarenta años.
Juan A. Ordóñez
La historia de Ronda en versos
Edición del autor, Ronda, 2010
236 páginas
ISBN: 978-84-614-1684-4
Precio de venta: 20 euros
Pedidos al autor: juorlopez@gmail.com
[1] Para quienes no conozcan el lugar, hay que aclarar que es la denominación popular de un mirador sobre la cornisa rocosa, desde el que se contempla un espléndido paisaje a los pies del promontorio, situado a más de 700 metros sobre el nivel del mar. La tradición sostiene que era frecuente que los visitantes exclamaran “¡Coño!” cuando se asomaban desde allí, por primera vez, al precipicio.
[2] Hemingway, muy amigo del torero Antonio Ordóñez (1932-1998), a quien seguía en sus giras, visitó con frecuencia Ronda. Welles, otro gran amigo de Ordóñez, quiso ser enterrado en la finca que éste tenía en Ronda y que hoy pertenece a sus herederos. Hemingway escribió: “Es a Ronda a donde habría que ir, si vais alguna vez a España a pasar una luna de miel o con una amiguita. La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico”.
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60 comentarios:
Hola!!!!
Tus viajes son tan asombrosos como los lugares que recorres, es un placer estar en tu casa, que tengas un buen fin de semana y seguí disfrutando…
Un abrazo de oso.
Gracias, Común, por tu visita y por el comentario que me dejas.
Un abrazo también para ti.
Fascinante la recreación que has hecho de Ronda.
La conocí hace veintisiete años y he vuelto en dos ocasiones. Tiene embrujo, duende, historia, lirismo y alegría.
Gracias.
He quedado encantada de volver a visitar Ronda con un joven viajante llamado Albert. Un retroceso en el tiempo paseando por un casco urbano, "qui n´a pas pris une ride".Las anécdotas convierten el viaje en un viaje "muy salao", a la vez que culto, donde se respira Andalucía y se siente como aprieta el calor,¡que sofoco al subir las cuestas empinadas!
Al fin que lo he pasado muy bien.
Un cordial saludo,
Anne
Una entrada muy enriquesedora,un lugar con duende,gracias por compartirlo.
Un abrazo.
Maravilloso este viaje realizado con tus palabras a un lugar tan alejado y tan distinto de mi geografía pampeana.Un placer leerte. Mis saludos más cordiales. Haydée
Isabel: Es cierto. Mis recuerdos son más lejanos que los tuyos, pero mientras escribía este artículo deseaba regresar allí. Lo haré con toda seguridad.
Gracias a ti por tu comentario y un saludo.
Anne: Yo también deseo confrontar mis lejanos recuerdos con la Ronda actual, que imagino muy bien conservada, pero sin los rincones de miseria que vi entonces. Soy un enamorado de Andalucía, lo he confesado siempre, y desde luego regresaré allí en cuanto pueda (¡pero sin calor!).
Me alegro de que mi relato te haya devuelto buenos recuerdos. Gracias por tu comentario y un saludo muy cordial, estimada normanda.
Bienvenida a esta bitácora, Luisa María, y gracias por haberme dejado esas amables palabras. ¡El duende andaluz es muy poderoso!
Saludos cordiales desde Barcelona.
Haydée: Tu geografía pampeana también es muy bella y poco conocidas por estos pagos, me gustaría poder escribir sobre ella, pero resulta muy lejana para mí.
Me satisface haberte acompañado con mi relato en ese viaje a una de las ciudades más bellas de Andalucía.
Un saludo muy cordial desde este verano mediterráneo tan sofocante.
Estimado Albert, hacía mucho tiempo que no leía tus historias de viaje. Disfruté muchísimo leyendo tus recuerdos sobre Ronda. Yo ahora estoy haciendo un viaje largo, muy largo, desde Quito hasta Ushuaia. Te invito a ti y tus lectores a leer mis crónicas de viajes ! www.quito-ushuaia.com
Muchos saludos desde el Perú,
Susana
Susana, lo tuyo sí que es un viaje de verdad, y apasionante. Que lo disfrutes mucho. Por supuesto, leeré tus crónicas.
Gracias por tu comentario y un saludo cordial.
Deliciosos recuerdos compartidos que sin duda invitan a conocer Ronda, así como cada uno de los sitios que han nutrido esta bitácora y por tus reseñas resultan muy apetecibles.
Deseo al autor de La Historia de Ronda en versos, Juan A. Ordóñez, mucho éxito, pues se advierte un trabajo muy comprometido con su ciudad, su historia y las letras.
Te mando un cariñoso abrazo.
Gracias una vez más, María Eugenia, por tus palabras tan amables y por haberte tomado la molestia de leer estos recuerdos, que he tratado de hilvanar pero que no se corresponden, probablemente, con la Ronda de nuestros días, a la que me he prometido regresar.
El libro es más que una curiosidad interesante, pues tras la sencillez aparente de unos simples versos de romance se esconde la erudición de un rondeño enamorado de su ciudad.
Un abrazo cordial.
hermoso el lugar que nos muestras, y es como para envidiar a todos los que han transitado por ahi.
dejo
suaves caricias
Desde luego Ronda es una preciosidad, lo mismo que esta entrada que le dedicas. De nuevo me ha encantado leerte.
Un saludo.
Albertamigo
Nunca estuvo en Ronda pero ya escribí sobre ella en un folleto de Turespaña. Adaptaba dichos folletos en castellano para portugués. Sin embargo no los traducía; les daba una redacción nueva en portugués, basada en la española.
¡Quedé encantado, conquistado, embrujado con la ciudad esa. Todo lo que me aparece sobre ella me lo guardo en una carpeta especial: RONDA.
En principios de este Agosto, estuvimos invitados, mi mujer y yo, para una boda de unos Amigos – en Ronda. Estábamos muy ilusionadas, pero, una tía viejita de 9 años no estuvo bien, así que no fuimos para darle asistencia, por supuesto.
Tu texto es muy bueno – yo diría como siempre. Ya se encuentra en la carpeta esa. Tiene muchísima información y los comentarios son excelentes. Las fotos, estupendas. ¡Enhorabuena! Muchas gracias.
Sigo esperándote en mi Travessa, ¿vale?
Abs
Albert, yo visité Ronda hace diez años y realmente es un sitio precioso. Su historia no tiene desperdicio. Gracias
Te agradezco el comentario, Suave Caricia, y me alegro de que te haya gustado el recuerdo de mis paseos por Ronda.
Saludos cordiales.
Lola: Muchas gracias también a ti por haber apreciado mi texto. Ronda merecería mucho más.
Un saludo cordial.
Mi piacciano molto questi ricordi della tua gioventu e di Ronda.
Ho visitato Andalucia due volte, ma Ronda non ho visto. Ma i miei amici estone che hanno visitato anche Ronda hanno parlato a me che é una citta molto bella ed interessante.
Saluti.
Henrique: Es una lástima que no hayas podido ir a Ronda, has de encontrar alguna otra excusa para viajar hasta allí. Mientras tanto llena tu carpeta: te recomiendo que compres el libro de Ordóñez, en el que encontrarás una Ronda muy personal, pero extraordinariamente interesante.
He pasado por tu Travessa y te he dejado un comentario.
Un saludo muy cordial que cruza toda la Península.
Lola: Hace mucho menos tiempo que yo que fuiste a Ronda. Es cierto, es muy bella, guardo muy buenos recuerdos de aquella ciudad, y después de haber leído el libro de Juan Ordóñez los he querido sacar a la luz.
Gracias por tu comentario y gracias a ti por haber visitado este espacio, al que siempre serás bienvenida.
Linda, è un peccato che tu non abbia visitato una delle città più belle dell'Andalusia! Merita proprio uno spostamento: la prossima volta che verrai in Spagna devi andarci.
Grazie per il tuo gentile commento, è un piacere leggerti.
Saluti cordiali.
Deliciosos el recorrido y tu mirada. Gracias Albert por desalojar rutas y abrír caminos.
Gracias, Eli. Tus comentarios tienen siempre algo de magia poética.
Magnífico trabajo Albert, invita a visitar Ronda, es precioso, gracias.
Saludos.-
Juan Antonio: Hay muchos lugares que me gustaría invitar a visitar, pero es cierto lo que ha dicho algún comentarista, y es que Ronda tiene un duende especial y los recuerdos de esa ciudad, aunque sean lejanos, están llenos de magia.
Agradezco tu comentario.
Un saludo cordial.
Hola amigo! Have a look in my last post on "Holidays" to view your photo! Saludos
Bonita forma de narrar tus recuerdos y bello homenaje a la ciudad de Ronda, donde no he estado. Andalucía tiene tantas cosas...
Precioso y entrañable texto, Albert. Casi he podido "ver"
la figura de Rilke, apoyado en el balcón del 'Reina Victoria', desde donde contempla “la montaña tranquila, tendida en el espacio puro” que se extiende a sus pies. La grandiosidad del paisaje rondeño se filtró sin duda en el alma del poeta --al igual que lo hizo en la tuya-- dejando un poso que afloraría a lo largo de los años.
Intentaré conseguir el libro de Juan A. Ordoñez, parece muy interesante.
Una abraçada.
Hahaha! Dear Phivos, you are great!
Thank you very much.
Greetings from Barcelona.
Viajero impresionista: Ronda bien merece un homenaje (y más), y desempolvar los recuerdos, cuando son agradables, resulta un placer. Un buen viajero no puede perdonarse el prescindir de esa ciudad, al menos una vez en la vida...
Saludos.
Estimado Luis: Me satisface que hayas podido "ver", desde las orillas del Pacífico, a Rilke asomado al precipicio: es cierto que su estancia en Ronda le impresionó mucho, como a otros viajeros que luego dejaron constancia de ello en sus obras. Esa magia (el "duende", como se dice en Andalucía) rondeña deja huella en cualquier persona sensible a la belleza, y en Ronda se aúnan la belleza urbana y la de la naturaleza que la rodea.
Puedes conseguir fácilmente el libro escribiéndole al autor: esa edición, al cabo del tiempo, será un libro raro y difícil de encontrar (y, además, Juan Antonio Ordóñez estará encantado).
Una abraçada cordial.
Albert, qué gran entrada. Lamento no haber podido conocer ese espectacular sitio cuando hace dos años estuve en andalucia. Será en la próxima visita. Tiene españa sitios inolvidables. Saludos
Sí, JAUD, es una pena que no pasaras por Ronda. En toda Andalucía se encuentran lugares de gran belleza donde cualquiera se siente muy a gusto, pero sólo se pueden conocer algunos en un solo viaje. Quienes vivimos en la Península ibérica tenemos más posibilidades de ir conociendo rincones con magia, como Ronda, pero cuando se viene de América es más difícil. Ojalá que puedas regresar alguna vez a Andalucia: en tal caso, no te pierdas para nada la ciudad de Ronda.
Un saludo cordial.
Very interesting blog I like
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Thank you
Teuvo Vehkalahti
Finland
Me trajo muchos recuerdos tu magnífico relato.
No sabía de la estancia de Rilke, poeta entrañable para mí.
Un tío abuelo mío tenía casa en Ronda y pasé allí algún verano. Demasiado chica para gritar ¡coño!, pero no para recordar aquél abismo y tantas otras cosas como los retratos de los antepasados en la escalera que tenía necesariamente que subir apresuradamente cada noche por si cobraban vida.
Mi madre me contaba sabrosas anécdotas de su infancia allí, en la casa que el Ayuntamiento regaló a Muley El Hassan Ben El Mehdi, jalifa de Marruecos durante el protectorado y el hermano de mi abuela fue alcalde de Ronda.
Ha sido un placer viajar contigo.
PD: Me gustaría regalarle a mi madre el libro de Juan Antonio Ordoñez, ¿cómo puedo conseguirlo?
Ya, ya vi la dirección de correo donde solicitar el libro.
Hi, Toivo! Thank you for your visit and your comment. Welcome in mu blog!
I know your blog, you have very nice images.
Greetings from Barcelona.
Irena: Entrañables tus recuerdos infantiles de Ronda e interesante tu relación familiar, tan intensa, con aquella ciudad. Tú no sabías lo de Rilke y yo, en cambio, no sabía nada de eso del jalifa de Marruecos. Ordóñez no lo menciona o, al menos, no retuve ese detalle en la lectura de su libro.
¡Seguro que a tu madre le ilusionará que le regales la Historia de Ronda de Juan Antonio Ordóñez, pues en ella encontrará sin duda muchos recuerdos! Puedes conseguirlo muy fácilmente escribiéndole al autor (me dices que ya has visto su dirección electrónica).
Gracias por tu interesante comentario y bienvenida a esta bitácora, que espero visites a menudo.
Saludos cordiales.
Ya lo solicité y Juan Antonio se brindó a dedicárselo a mi madre.
Estoy segura de que va a llevarse una grata sorpresa y va a moverle muchos recuerdos de los que tomaré nota. Siempre fue una excelente narradora oral.
Gracias por la referencia, pues. I.
Me alegro mucho, Irena.
Renuevo mis saludos.
Albert, nos has llevado de la mano por Ronda, nos has dado un paseo literario magnífico. Me ha encantado leerte y aprecio toda esa recopilación de escritores que pasaron y visitaron este bello lugar, que a dia de hoy(me averguenza aún decirlo) desconozco... pero no por mucho tiempo. Tomo nota. Un abrazo.
Aventurer@: Me satisface mucho leer que mis evocaciones hayan resultado un aliciente para ti y que te haya entrado el "gusanillo" de visitar Ronda. Créeme, cuando lo hayas hecho se te habrá metido dentro el "duende", como les ocurrió a la mayoría de los escritores y artistas que conocieron la ciudad, que es única en muchos aspectos.
Gracias por tus palabras y un abrazo también para ti.
Olá Alberto,
Ao ler esse seu post sobre Ronda, veio-me à memória uma viagem que fiz de automóvel, em que atravessámos a Sierra de Ronda. Quando de repente verificámos que estávamos mesmo na reserva da gasolina. Não se via um carro, nem uma pessoa, naquela Serra, e estava a anoitecer. Sem querer lembrei-me das histórias dos salteadores que diziam haver por ali há muitos anos atrás. Só descansei quando finalmente descemos a Serra e encontrámos uma povoação. Não sei se lê em português.
Bom Fim de Semana
Mariinha: Sí, leo el portugués, aunque no lo escribo.
Interesante su aventura en la Serranía de Ronda. No, ahora no hay bandoleros, la gente es muy amable, pero es cierto que se encuentran por allí lugares bastante despoblados (aunque la Serranía en sí es muy bella).
Me gusta haberle devuelto esos recuerdos, aunque la aventura, sin duda, no fuera de lo más agradable.
Obrigado por el comentario y saludos desde Barcelona.
Bellissimo!
ciao Albert :)
Gracias Albert tengo una sensación de belleza encontrada, es difícil de explicar... Ver tu tierra, aquella luz que tus ojos ven por primera vez en las palabras de alguien que la ama, viajero. Y reconocer que es el mismo fuego el que rompe con su dulzura la mañana.
Gracias Albert, me quedo.
Fanny, grazie per la tua visita e per il piacevole commento.
Bellissimo e simpatichissimo anche il tuo blog!
Gracias por tus hermosas palabras, J., por esos sentimientos que transmites. Me he paseado por tu blog y me ha parecido magnífico: ¡enhorabuena también por tu trabajo!
Un saludo cordial desde Barcelona.
Bellos recuerdos, bella ciudad. Hermosa su permanencia en el tiempo. Siempre gracias por compartir con los que te leemos.
Un abrazo
Gracias a ti, chrieseli, por haberlo leído.
Un abrazo cordial.
Nunca ha visitado Ronda asi que lei este post con mucha interes.
Agradezco mucho tu amable comentario, Yaelian: si alguna vez tienes ocasión de viajar a Andalucía, no olvides que Ronda es una de sus ciudades más bellas y atractivas.
Saludos cordiales.
Albert y demás comentaristas de este viaje... ¡Gracias!, soy de Ronda y como hijo de ella, no puedo mas que sentir emoción cuando os leo hablar de mi tierra con tanto cariño y admiración, bienvenidos seais todos, vendreis a vuestra casa... Un abrazo.
Juankar: es un placer darte la bienvenida a esta bitácora y compartir tu emoción. La tuya es una gran tierra, y los rondeños una gente entrañable y hospitalaria con la que deseo volver a relacionarme personalmente en cuanto me sea posible.
Agradezco de corazón tu comentario y te saludo cordialmente desde Barcelona.
Me has traído el pasado,
he recreado a la Ronda de la única vez,
desde el velero que cruza los océanos del tiempo.
Tenía veinte años,
el dinero justo para la tortilla de patatas;
tenía la mañana azul ante el precipicio de las ejecuciones de "Por quién doblan las campanas".
Fue un andar y ver que de las ruinas romanas me condujo a devorar los ojos de la niña-mujer, la que aún es hermosa porque se quedó dormida en el parque inglés.
Gracias por tu bello y poético comentario, Juan, que evoca tus recuerdos de una Ronda lejana, como la mía. La memoria almacena siempre los mejores momentos.
Saludos cordiales.
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