"Il Campidoglio", por Giovanni Battista Piranesi.
Por Antonio Mazza*
La Roma
de mediados del siglo XVIII era una ciudad de alrededor de 150.000 habitantes, colmada
de iglesias, palacios nobiliarios, monumentos de todo tipo y, sobre todo, de
ruinas del pasado que afloraban por doquier, especialmente en la zona de Campo
Vaccino, donde se iniciarían las excavaciones durante la ocupación francesa
(1798-1799) y bajo el pontificado de Pío VII (1800-1823): los fragmentos de la
Urbe de los Césares estaban presentes en todo el tejido urbano. Eran la
cara oculta, a menudo en las profundidades, de un mundo remoto que suscitaba
una creciente pasión por las antigüedades gracias, en gran parte, a personajes
como Johann Joachim Winckelmann y Giovanni Battista Piranesi,
que convirtió aquellos restos en el núcleo central de su arte.
Autorretrato de Piranesi (detalle).
Piranesi
(Mogliano, República de Venecia, 4 de octubre de 1720 - Roma, 9 de
noviembre de 1778) se estableció en Roma a los veinte años, aprendió la técnica del aguafuerte con Giuseppe Vasi y quedó fascinado por las “ruinas
parlantes” de la ciudad. Nacería así en él la idea de conjugar
pasado y presente para conseguir una imagen armónica, que iría plasmando durante años como grabador, escultor y arquitecto en su largo y
complejo recorrido artístico.
Desde
el principio, su lenguaje y su estilo dejaron presagiar un temperamento
visionario (lo vemos en la serie de sus “Grotteschi” y, sobre todo, en las
famosas “Carceri”). Primero, como buen véneto, se inspiró en los “Capricci” de los
maestros Tiepolo y Canaletto, lo cual es evidente en su visión idealizada de
antigüedades romanas como “Via Appia immaginaria”, donde la memoria del pasado
adquiere tanta densidad que se convierte en una especie de hipérbole narrativa.
Es el componente visionario, que encuentra su culminación en las “Carceri”, en aquel aparente caos y aquella superposición de geometrías y
volúmenes, donde escaleras, superficies, arcos, instrumentos de tortura y figuras
humanas forman una amalgama, en una representación entre onírica y alucinada.
“Una de las obras más secretas que ha dejado en herencia un hombre del siglo
XVIII”, escribió Marguerite Yourcenar en su ensayo Sous bénéfice d'inventaire. Algo que fascina e inquieta, cuya
huella es evidente en no pocos artistas posteriores (Escher, por ejemplo; pero
también los surrealistas deben mucho a Piranesi).
Uno de los grabados al aguafuerte de las "Carceri".
La "Via Appia immaginaria".
Los
aguafuertes de Piranesi que representan diversas vistas de Roma, sus arcos
triunfales, el Colosseo, los Foros, el Pantheon, las basílicas, el Campidoglio,
el Porto di Ripa Grande (uno de los más notables), trazan un perfil de la
ciudad del pasado y la del presente tratando de ofrecer una mediación, para que
no se pierda la memoria de lo que fue, pero dándole una continuidad ideal. En
la Roma de los papas eso era posible: él excava en las profundidades y colabora
con Giambattista Nolli en la “Nuova Pianta di Roma”, que en
realidad no le satisface (prefiere el plano de Leonardo Buffalini, dos siglos anterior).
"Porto di Ripa Grande".
"Mausoleo di Cecilia Metella".
"Aquedotti Neroniani".
Como
arquitecto, Piranesi mira hacia atrás en el tiempo, considera que el arte
romano deriva del egipcio con la mediación de los etruscos, y plasma esta
imagen de síntesis en el Aventino, en la iglesia de Santa Maria del Priorato y
en el Caffè degli Inglesi (que más tarde sería derribado) en la Piazza di
Spagna. Luego tenemos los objetos que hoy definirían el diseño: candelabros,
jarrones, trípodes, candiles y una conspicua producción de neorromanidad que
goza de la admiración de los viajeros y está en el origen de aquel gusto
neoclásico que tendrá su auge a finales del siglo. Roma es el centro fulgurante,
como realidad visible a la luz del sol y como realidad oculta, preservada en
las entrañas de la tierra.
Traducción del
italiano: Albert Lázaro-Tinaut
* Este artículo, ligeramente adaptado en la
traducción, fue escrito con motivo de la exposición “Piranesi, la fabbrica
dell’utopia”, organizada por la Associazione Culturale MetaMorfosi y Zètema
Progetto Cultura, y comisionada por Luigi Ficacci y Simonetta Tozzi, con unas
doscientas obras procedentes de la Fondazione Giorgio Cini de Venecia, presentada
en el Palazzo Braschi de Roma entre el 16 de junio y el 15 de octubre de 2017.
La versión original de este texto apareció
con fecha 25 de junio de 2017, y con el título “La Roma di Piranesi”, en la web
italiana News Arte e Cultura.
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