El magnicidio de Sarajevo según un grabado de la época.
Como se ha divulgado hasta la saciedad en las
últimas semanas, se ha querido conmemorar en Sarajevo el centenario del
atentado que el 28 de junio de 1914 costó la vida al archiduque Francisco
Fernando de Austria –heredero de la corona imperial– y a su esposa, la duquesa
Sofía Chotek, hecho que sirvió de excusa (o detonante) para el estallido de la primera guerra
mundial.
Los medios de comunicación occidentales han dedicado
más o menos espacio a esa conmemoración, pero no han hecho hincapié, sin
embargo, en que fue un gran fracaso, y que los habitantes de la ciudad habían
sido marginados. Sarajevo, que todavía muestra muchas cocatrices del asedio más
terrible de la historia contemporánea (desde el 5 de abril de 1992 hasta el 29
de febrero de 1996, con la muerte de más de 12.000 personas y 50.000 heridos,
además de importantísimos destrozos en la ciudad), y aún no se ha rehecho
psicológicamente de aquella tragedia, no hubiera debido sufrir el atropello
internacional de una exagerada conmemoración centanaria.
Uno de los actos conmemorativos del centenario del atentado de Sarajevo:
la colocación de una corona de laurel en el lugar del magnicidio.
la colocación de una corona de laurel en el lugar del magnicidio.
(Foto © afp)
Los representantes de la Unión Europea (VIPs) que asistieron
a los actos programados por ésta, “prisioneras de su tecnocracia, no tenían
nada que decir sobre la historia”, y los medios de comunicación “sólo
desempolvaron viejas imágenes, centrándose en el enfrentamiento franco-alemán,
sin apenas evocar el complejo juego de alianzas ni el trasfondo social del
drama”, denuncia el periodista francés Jacques Pilet, quien se refiere sobre
todo, situándose hace un siglo, a los odios nacionalistas y la persecución de
judíos, homosexuales y artistas, acusados de haber provocado la “decadencia
occidental”, de la cual fueron responsables, sobre todo, los dirigentes
políticos que fomentaron el odio entre países vecinos (aquellos polvos se convirtieron, en 1939, como sabemos, en lodos todavía más lamentables...).
Gavrilo Princip tras su detención.
Ese odio estuvo de algún modo presente en las
celebraciones de 2014: mientras los “occidentales” recordaban casi
festivamente, sin entrar en el fondo de la cuestión, el funesto atentado y sus
consecuencias, los serbios rendían homenaje al autor material del magnicidio, Gavrilo Princip, miembro de la organización clandestina Mlada Bosna (‘Joven Bosnia’),
que fue únicamente (y también imprevistamente) la mano ejecutora de un grupo conspirador –formado por un grupo de
militares encabezado por el coronel serbio Dragutin Dimitrijević– que luchaba
por la emancipación de Bosnia del Imperio austrohúngaro (no es casual que el
puente sobre el río Bosna junto al que se produjo el atentado sea conocido como
Puente Latino [Latinska ćuprija] por los bosnios y Puente Princip [Principov
most] por los serbios, que le dieron esa denominaron en 1918 y la mantuvieron
hasta 1992, cuando Bosnia y Hercegovina se independizó de la federación
yugoslava).
El Puente Latino sobre el río Bosna. A la izquierda, el museo
dedicado al magnicidio, frente al lugar donde se produjo.
dedicado al magnicidio, frente al lugar donde se produjo.
(Foto © Anjci)
En el texto que presentamos a continuación es muy
crítico con los organizadores y los medios de comunicación internacionales y denuncia bien a las claras lo que significaron los actos oficiales del 28 de junio de 2014 para
los habitantes de la ciudad.
Albert Lázaro-Tinaut
Placa junto al Puente Latino de Sarajevo que recuerda
el lugar donde tuvo lugar el atentado.
el lugar donde tuvo lugar el atentado.
(Foto © Michael Büker)
El centenario visto por una sarajeviana
Por Zehra
Sikias
Para una serajeviana como yo, las conmemoraciones del centenario han sido mucho más que una decepción. Me resulta difícil encontrar
la palabra exacta para describir los sentimientos que me invadieron, pero humillación es probablemente la que
predomine.
El atentado de Sarajevo tuvo lugar hace cien años y,
sin embargo, Sarajevo 1914 es como si fuera ayer.
Como sarajeviana, me siento profundamente enraizada en
mi ciudad. Su historia es la mía. Sus heridas son las mías. Sus cicatrices,
también. Tengo, por otro lado, una identidad plural que a veces me permite
verlo todo desde fuera, pero para mis citas con Sarajevo me gusta vivir en
simbiosis con esta ciudad, sentirme ciudadana de esta ciudad única.
Una mujer se apresura entre las ruinas de Sarajevo para esquivar
a los francotiradores en abril de 1993, durante el asedio de la ciudad.
a los francotiradores en abril de 1993, durante el asedio de la ciudad.
(Foto © Michael Stravato / AP Photo)
El 28 de junio de 2014, Sarajevo, corazón de Europa,
es una de esas citas. La ciudad vuelve a ser un símbolo. Están aquí los medios
de comunicación del mundo entero. Tienen lugar en Sarajevo decenas de
acontecimientos culturales para evocar el centenario del 28 de junio de 1914.
Los VIPs han vuelto, y muchos de ellos son los mismos que vinieron durante el
asedio de Sarajevo. La ciudad, además, está invadida por extranjeros, turistas,
organizadores, participantes…
Los sarajevianos, por su parte, han decidido faltar a
esta cita. Muchos han preferido irse de fin de semana para dejar pasar esta
fecha “explosiva”, que coincide con el Vidovdan [1], el inicio del Ramadán y el
aniversario del atentado de Sarajevo. No temen incidentes, pero todos quieren
alejarse del ambiente plúmbeo de los grandes discursos cínicos en los que aquí
ya nadie cree.
Yo preferí quedarme, más bien por curiosidad. Me
equivoqué.
Recreación casi sainetesca, en las calles de Sarajevo,
de la visita del archiduque Francisco Fernando.
de la visita del archiduque Francisco Fernando.
Como sarajeviana, me sentí humillada por la manera
como se conmemoraba un hecho tan terrible, un asesinato. Fue un centenario
pomposo y caro, pero vacío de contenido y sin un mensaje claro. Un centenario
organizado por los extranjeros para los extranjeros, al que la población local
fue invitada meramente como muda espectadora. Un centenario financiado por la
Unión Europea, que no tenía absolutamente nada que decir allí. Un centenario
que presentó una carrera ciclista como evento destacado, poniendo en su cartel
la imagen de la esposa del embajador de Francia, una ciclista a la que se le
ocurrió esa idea, burlándose de las sospechas de favoritismo que tanto peso
tienen en la selección y elección de cualquier proyecto. Un centenario que
invitó a una pléyade de periodistas, artistas y personalidades francesas, cuyo
colofón fue una conferencia a la que asistieron apenas diez personas… Eso pone de manifiesto el interés que individuos e interlocutores suscitaron y, por supuesto, la poca profesionalidad
de los organizadores.
Una instantánea del Grand Prix de ciclismo organizado
por la Embajada de Francia en Sarajevo.
(Fuente: BBC News Europe)
Humillada por el hecho de que el 28 de junio de 1914
fuera presentado sobre todo bajo el prisma de los nacionalismos en Bosnia y en
los Balcanes, aquel “barril de pólvora”. Europa, el mundo entero, las grandes
potencias, hicieron sencillamente el panoli, ya me entienden.
Humillada al escuchar a través de France Inter una
versión puramente franco-francesa de la Historia, con machaconas reiteraciones
sobre las divisiones entre los pueblos. Francamente, aquel día no me habría
gustado nada ser serbia. Los excesos se multiplicaron. Viví el asedio de
Sarajevo y soy lo que los medios de comunicación franceses insisten en
denominar “una musulmana”; conocí la guerra y viví en mis propias carnes los efectos
del nacionalismo serbio. Pero después de veinte años, lo que oí a través de
France Inter me sublevó profundamente. ¡Que se digan las cosas tal como son!:
no es cierto que todos los bosnios consideren a Gavrilo Princip un asesino,
para muchos de ellos es un héroe de la liberación de los pueblos yugoslavos.
Tampoco todos los serbios lo consideran un héroe que les pertenezca. Gavrilo
Princip no es un héroe serbio, es sobre todo un miembro de la Mlada Bosna, un
movimiento de liberación de los pueblos yugoslavos. Las cosas no son sólo blancas o
negras, como se ha oído durante los actos del centenario.
Detención de Princip
inmediatamente después
del atentado.
inmediatamente después
del atentado.
Humillada también por haber tenido que escuchar siempre a los
mismos a través de los medios de comunicación, y consternada porque nadie
invitara a Zlatko Dizdarević [2], quien hubiera podido decir muchas cosas ineresantes acerca de lo
que simboliza ese centenario, cuya conmemoración ha contribuido, lamentablemente, a dividir
todavía más a la sociedad bosnia.
Humillada porque algunos de esos mismos periodistas ni
siquiera se tomaron la molestia de aprender que el nombre de la ciudad no se
pronuncia Sarajevo o Sarazhevo, sino SARAYEVO.
Humillada porque vi a decenas de “VIPs” pavonear por
la ciudad. Parecía evidente que ellos eran las auténticas “vedettes” de las
conmemoraciones y atraían la atención de los medios occidentales, los que
“daban tono” a esas conmemoraciones que, al final, acabaron convirtiéndose en
celebraciones. BHL [3] estuvo ausente de la ciudad durante los últimos quince
años, y ahora que todos los medios internacionales habían desembarcado en ella,
pudo hacer su show particular y lanzar la idea de recoger un millón de firmas
para que Bosnia entrara en la UE… Eso no es ayudar a Bosnia, sino humillarla,
considerarla una república bananera. Sin embargo, BHL no está solo en ese
empeño: lo que le interesaba era su promoción personal, en todo su esplendor,
de cara a la galería mundial. Fue tan triste…
Bernard-Henry Lévy.
(Foto © Patrick Kovarik / AFP)
Humillada por una organización lamentable de un
festival que ha costado dos millones de euros a los contribuyentes de la Unión
Europea. Comprenderán que si alguien quería asistir a un acontecimiento
cultural relacionado con las conmemoraciones, tenía que estar muy bien
relacionado con los organizadores, es decir, formar parte de los VIPs. No era
posible comprar entradas ni en el Teatro Nacional para ver la pieza de
Bernard-Henry Lévy, ni para asistir a un concierto de Amira Medunjanin [4], por
ejemplo, pues todas las butacas habían sido reservadas previamente. En fin,
nadie se tomó la molestia de organizar todo esto pensando en el público local…
Sin embargo, los sarajevianos fueron invitados a
asistir a un concierto de la Orquesta Filarmónica de Viena a través de una
pantalla gigante instalada frente a la Vijećnica [5]. Otra humillación: la
mitad de la ciudad cerrada al tráfico para que pudieran desplazarse los VIPs en
sus limusinas negras, mientras que los sarajevianos debían contentarse con unas
docenas de viejas sillas de plástico situadas en un aparcamiento, bajo un sol
de justicia. Había que sentirse muy motivado para quedarse allí… Por la noche,
otra gran decepción, según quienes tuvieron la suerte de verlo, e incluso de
oírlo: el espectáculo de Haris Pašović [6].
Pantalla gigante a través de la cual los ciudadanos de Sarajevo
pudieron seguir el concierto de la Orquesta Sinfónica de Viena
frente al renovado edificio de la Vijećnica.
pudieron seguir el concierto de la Orquesta Sinfónica de Viena
frente al renovado edificio de la Vijećnica.
(Fuente: The New York Times)
Humillada, en fin, por el escaso eco que ha tenido en
la prensa internacional el fiasco de las conmemoraciones en Sarajevo… “Estamos
invadidos por el capitalismo, la comunidad internacional, el Fondo Monetario…”,
podía leerse, sin embargo, en las pancartas de un reducido grupo de
sarajevianos que protestaban ante la Vijećnica el 28 de junio de 2014. Fue poco
antes del tan esperado concierto y justo en frente de los platós de las
televisiones. Pero las emisoras de radio lo silenciaron…
Como sarajeviana tengo que estar satisfecha, no
obstante, de que mis conciudadanos hubieran entendido perfectamente las reglas
del juego y se hubieran largado de la ciudad con la intención de no enterarse
de nada. Es lo único que se puede hacer ante los “grandes”. Sarajevo será
siempre un escenario para el teatro de los “grandes”. Ni más, ni menos.
Homenaje de la comunidad serbia a Gavrilo Princip ante
el monumento erigido en su memoria en la zona de Sarajevo
perteneciente de la Republica Srpska.
el monumento erigido en su memoria en la zona de Sarajevo
perteneciente de la Republica Srpska.
(Foto © Fehiim Demir / EPA)
Este texto, traducido del francés por Albert Lázaro-Tinaut,
fue publicado el 6 de julio de 2014 por BH Info.
[1] Festividad religiosa ortodoxa de san Vito, que serbios y búlgaros celebran
coincidiendo con el 15 de junio del calendario juliano (28 de junio del calendario
gregoriano). Esta fecha coincide con varios acontecimientos históricos
significativos: tradicionalmente, con la batalla de Kosovo (o del Campo de los
Mirlos), en 1389, en la que serbios y bosnios se enfrentaron a los ejércitos
del Imperio otomano; el Tratado de Versalles, que ponía fin a la primera guerra
mundial, en 1919; la constitución del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos
(Constitución de Vidovdan) promulgada por Alejandro I de Serbia, en 1921; y la
ruptura entre los comunistas yugoslavos y la Unión Soviética, en 1948.
[2] Destacado periodista bosnio, considerado uno de los expertos más solventes
y respetados por su posición independiente y crítica con respecto a la guerra
de Bosnia y a las diversas realidades sociopolíticas en el antiguo espacio
yugoslavo.
[3] Se refiere al filósofo y escritor francés Bernard-Henry Levy. Fue uno de
los primeros intelectuales que pidieron públicamente una intervención
internacional en la guerra de Bosnia y denunció los abusos de los serbios en
los campos de prisioneros bosnios.
[4] Joven intérprete de sevdah, la
música tradicional bosnia, que ha cosechado muchos éxitos y se ha hecho célebre
internacionalmente.
[5] El edificio de la biblioteca nacional bosnia, que se convirtió en uno de
los símbolos de la ciudad sitiada al haber sido bombardeada y quemada por los
serbios en agosto de 1992. Ahora, reconstruido, es la nueva sede del Ayuntamiento de Sarajevo.
[6] Célebre director teatral y de cine bosnio.
Clicad sobre las imágenes para ampliarlas.
2 comentarios:
Està claro, que el solo los grandes de esta sociedad politica econòmica, se encuentran con el derecho de asistir a las grandes celebraciones como si fueran tocados por la varita màgica del poder, el pueblo solo les sirven para pedirle sus votos que los mantienen en sus status de previlegios, comprendo y entiendo la humillaciòn de esta sarajeviana.
Enhorabuena por dar a conocer este texto.
un abrazo
fus
Gracias fus. Creo que estas cosas, de las que jamás se hablará en los medios de comunicación, deben denunciarse, aunque esa denuncia llegue a pocas personas. La distancia entre las clases sociales está aumentando, y ya no hablemos de la "casta" política, que goza de todos los privilegios.
Un abrazo también para ti.
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