En tiempos de vacas gordas son posibles muchas cosas,
aunque no resulten realmente imprescindibles. Por ejemplo, la institución y el
mantenimiento de la presidencia rotatoria de la Unión Europea.
Esta práctica, considerada oficialmente un órgano
interno del Consejo de la UE y una responsabilidad institucional, funciona
desde 1958; en efecto, entre enero y junio de aquel año Bélgica ejerció la
primera presidencia semestral del entonces Mercado Común Europeo, costumbre que se mantiene hasta nuestros días y
a la que se han ido incorporando los Estados que pasaban a formar parte de la
Unión. Cuando esto se publica, ostenta la presidencia Irlanda, que el próximo 1
de julio pasará el relevo a Lituania.
Imagen coloreada de la firma en Roma del Tratado del Mercado Común
Europeo (25 de marzo de 1957), germen de la actual Unión Europea.
Europeo (25 de marzo de 1957), germen de la actual Unión Europea.
¿Cuál es el papel del Estado que preside durante medio
año la UE? Fundamentalmente, organizar y presidir las reuniones del Consejo y
resolver los problemas que se presenten en la práctica, con el asesoramiento (o
la “asistencia”, según la terminología comunitaria) de un secretario general
que suele ser ciudadano de otro país, no del que preside el Consejo.
El transeúnte no se perderá aquí en cuestiones
administrativas y legales que forman parte de la enorme maquinaria burocrática
de la carísima institución supranacional. Sólo añadirá que por una
decisión adoptada en el Acta Final del Tratado de Lisboa (2007), tres años más
tarde entraron en vigor unas nuevas reglas que establecían un sistema de
colaboración entre tres presidencias consecutivas para formular un programa de
trabajo a más largo plazo.
Sede la Comisión Europea, en Bruselas.
Lego en materia jurídica europea, el transeúnte
considera que no están los tiempos para gastos probablemente suprimibles, sobre
todo desde que el 1 de enero de 2010 empezó a ejercer como primer presidente
del Consejo Europeo el hasta entonces jefe del ejecutivo belga Herman A. Van
Rompuy. ¿Es realmente necesario que exista, de hecho, esa doble presidencia: la
del señor Van Rompuy y la del
representante del Estado miembro que ejerce la presidencia de turno? ¿No sería
suficiente la presidencia única, poniendo a su disposición no sólo las tareas
de los comisarios, sino también las del Parlamento Europeo, con 754 diputados
representantes de todos los Estados miembros?
Sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo.
La UE, con sus contradicciones, sus luchas
partidistas internas y su desmedida burocracia (que incluye traductores e
intérpretes de y a cada una de las lenguas de los Estados miembros, además de
una importantísima legión de funcionarios que viajan constantemente y se
instalan en costosos alojamientos) cuesta muchísimo dinero a los
contribuyentes. En este sentido, el diario letón Neatkarīgā Rīta Avīzes
denunciaba el pasado 10 de junio que cuando a Letonia le corresponda asumir la
presidencia rotatoria (prevista para el primer semestre de 2015), el país
gastará en seis meses unos setenta millones de lats (alrededor de cien millones
de euros al cambio actual). [1]
En un breve pero concienzudo análisis, quien firma el
artículo (el periodista Juris Paiders) se pregunta, no sin cierta ironía, si
Letonia contribuirá acaso a cambiar las cosas en la Unión, y dice que con ese
dinero su pequeño país podría prestar una ayuda muy necesaria a los agricultores,
construir una nueva biblioteca nacional, salvar a alguna gran empresa
industrial que se encamina hacia la quiebra o crear nuevos puestos de trabajo
para los 102.000 desempleados registrados ahora mismo en las oficinas de paro
de Letonia (que no son poca cosa en un país de poco más de dos millones de
habitantes).
Sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort.
La cuestión no es trivial, y debería hacernos
reflexionar (o más bien debería hacer reflexionar a la clase política europea)
sobre los descomunales gastos que origina la Unión, en los que no parece que se
produzcan recortes significativos. Gastos que, huelga decirlo, pagan los
contribuyentes de cada Estado en función de diversos parámetros, empezando por los sueldos y las dietas de los
eurodiputados y sus constantes desplazamientos, generalmente en avión y
muchas veces en clase preferente. Quizá no fuera mala idea sacar más
partido a las nuevas tecnologías y usar, por ejemplo, las videoconferencias
para realizar muchas de las reuniones, lo cual evitaría tantos viajes.
Sede del Tribunal de Cuentas de la Unión, en Luxemburgo.
El transeúnte no tiene los elementos de juicio
necesarios para denunciar estas situaciones, pero las apunta porque su olfato
le dice que, seguramente, hay muchos intereses detrás de tanto gasto y de las
elevadas sumas de dinero que probablemente se dilapidan a espaldas del ciudadano
comunitario. De ahí la legítima sospecha de que la denominada “crisis
económica” ha sido concebida en este mundo tan globalizado para empobrecer a la
parte más débil de la sociedad y, sin duda, para beneficio de unos miles de
privilegiados.
Quizá estas cuestiones puedan ser rebatidas con
argumentos creíbles: sería deseable. En cualquier caso, si a alguien le apetece entrar más
profundamente en materia tiene a su disposición un estudio de Covadonga Ferrer
Martín de Vidales, formulado desde el punto de vista jurídico, publicado por la
ECSA (European Community Studies Association) que se puede leer aquí.
Albert Lázaro-Tinaut
[1] Está previsto que
Letonia adopte el euro como unidad monetaria en 2014.
6 comentarios:
Las instituciones, otro lastre para las sociedades modernas. Muy interesante.
Efectivamente, Cesc. A poco que reflexionemos y razonemos, nos damos cuenta de que cada vez somos más marionetas movidas por los hilos de varios poderes conciliados.
No es solamente el gasto que generan estas instituciones, se rodean de los famosos Lobbys, que son los que verdaderamente influyen en muchas de las leyes que estas instituciones ejecutan, para beneficios de empresas privadas interesadas en un mercado público, que ellas mueven a su antojo por su poder económico-político. Sin màs preámbulos, la corrupción, està servida.
un abrazo
fus
Por supuesto, fus. De transparencia, nada, pero de apariencia, mucha. La transparencia resultaría más barata, y ya no digamos si se jugara limpio. Pero en este mundo dominado por las grandes mafias (llámalas lobbies, si quieres) los ciudadanos ya no contamos, sólo cuentan nuestros votos, que utilizan todos a su conveniencia, y nuestro dinero. Por eso me parece que hay que plantear estas cuestiones, aunque sea para unos pocos lectores (y para que nos tengan fichados como "elementos sospechosos...).
Un abrazo también para ti y gracias por el comentario.
Mi estimado amigo Albert. Una gran realidad lo que apuntas. Muchas instituciones no son más que una fachada. Huecas y serviles. En Latinoamérica el panorama no cambia. Comisiones y comisiones... Nada de respuestas. Se consumen grandes cantidades de impuestos y no se ven resultados eficientes, cuando más mediáticos.
No sé si me tendrán apuntado o no como elemento "sospechoso", pero sencillamente no puedo callar ante esas incongruencias.
Un gran abrazo.
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