La denominada Costa de los Livonios (Līvõd rānda, en lengua livonia; Lībiešu krasts, en letón), en el litoral septentrional de Curlandia (Letonia), es el último refugio de un pueblo finoúgrio que durante muchos siglos estuvo establecido en la región báltica, desde la mitad sur de la actual Estonia hasta la desembocadura del río Daugava (Dvina Occidental), es decir, hasta donde actualmente se encuentra la capital letona, Riga, fundada en el año 1201. Livonia, de hecho, hasta la primera guerra mundial fue una de las provincias bálticas del Imperio ruso, aunque el primigenio pueblo livonio ya era muy reducido en el siglo XIX –se calcula que entonces hablaban la lengua unas 2300 personas, cuando en el siglo XIII, antes de la cristianización, habían sido más de 30.000–, y se había asentado en unas cuantas aldeas al oeste de su territorio histórico, o sea en las costas del norte de Curlandia.
Localización de la Costa de los Livonios.
(Fuente del mapa: Toivo Vuorela, The Fenno-Ugric Peoples.)
Restos de instalaciones militares soviéticas cerca de Irē. Abajo, un búnker en medio del bosque, en las proximidades de Kuoštrõg.
Tal como los conocemos actualmente, los livonios eran hasta la segunda guerra mundial un pueblo de pescadores, obligado a abandonar la pesca cuando las repúblicas bálticas fueron anexionadas por la Unión Soviética, en 1944, y la costa se convirtió en territorio fronterizo cerrado; incluso se instaló en medio de la Līvõd rānda una base militar. Esta situación acabó con los medios de vida del reducido pueblo livonio y llevó, prácticamente, a su extinción, asimilado a la población letona o bien emigrado, tanto a la ciudad de Riga (allí los livonios tienen también un centro cultural) como al extranjero, especialmente a los Estados Unidos (donde, paradójicamente, la lengua livonia está más presente que en cualquier otro lugar, aunque sea de una manera testimonial).De hecho, el exónimo livonio es ajeno al propio pueblo, que en su asentamiento en Curlandia se autodenominaba randalist (‘habitantes de la costa’) o bien, sencillamente, kalamied (‘pescadores’). Pero actualmente han adoptado el etnónimo līvdi. La denominación livonio aparece en el siglo XII, concretamente en la Primera Crónica Rusa (Повесть временных лет, ‘crónica de los tiempos pasados’), más conocida como Crónica de Néstor, que se refiere a los antiguos pobladores de la futura Livonia como livy (ливы). Pero mucho antes, en el año 79 –el de la erupción del Vesubio que sepultó Pompeya–, el erudito latino Plinio el Joven ya mencionaba a los levioni, refiriéndose con toda probabilidad a este pueblo del Báltico.
Una típica casa livonia en Kuoštrõg.El transeúnte, curioso por esta exigua minoría, recorrió sus tierras, muy poco pobladas, durante la primera mitad del mes de septiembre de 2009, y constató que, por desgracia, el pueblo livonio es más testimonial que presente: supo que el último hablante autóctono “activo”, Viktor Berthold (que había aprendido la lengua en la escuela durante la Primera República de Letonia) había muerto seis meses antes, el 28 de febrero del mismo año.
El edificio y la sala de actos (abajo) de la Līvõd Rovkuodā, en Irē.

Sin embargo, la cultura de los livonios no ha desaparecido del todo, y en su minúscula “capital”, Irē (Mazirbe, en letón) –una aldea de pocas casas y escasísimos habitantes, con una sola tienda que vende todo lo imprescindible, y donde el transeúnte se alojó en una confortable cabaña del camping Mazirbes Kalēji– se alza el edificio de la Līvõd Rovkuodā, el centro de la cultura livonia, construido en 1938 con aportaciones de los tres estados de lengua finoúgria: Estonia, Finlandia y Hungría, e inaugurado oficialmente el 6 de agosto de 1939 (ved en la imagen de la izquierda la placa conmemorativa, en finés, estonio y húngaro, respectivamente). Se trata de un sólido edificio de dos plantas que luce la bandera livonia sobre la puerta principal, donde desde el año 2000 se restableció la Sociedad Cultural Livonia, creada en 1986 y heredera de la Unión de Livonia (Līvõd Īt) –de la cual, ahora, ha recuperado el nombre–, que había sido constituida el 2 de abril de 1923 con la finalidad de mantener vigente la lengua y la cultura de los livonios. Este centro de cultura, con su amplia y luminosa sala de actos, mantiene una exposición permanente de fotografías que rememoran los buenos tiempos de la comunidad, cuando incluso recorría aquella costa una línea ferroviaria de la cual apenas quedan vestigios.
La bandera livonia en la fachada de la Līvõd Rovkuodā; concebida por la Līvõd Īt, fue declarada oficial el 18 de noviembre de 1923. En la imagen de la derecha (© Lauku ceĮotājs, Riga) se puede comprobar el sentido de los colores de esta bandera: el verde del bosque, el blanco de la playa (cubierta de nieve en invierno) y el azul del mar. Es
muy importante destacar la tarea de recuperación del folclore que han hecho algunos grupos musicales, como los coros de la Unión Livonia, creados en el verano de 1922; el coro Līvlist, de Riga, y el grupo Kāndla, de Ventspils (fotografía de la izquierda [© Folklora.lv]), ambos fundados en 1972, que ya en época soviética recuperaron una parte considerable del patrimonio musical livonio; la familia Stalti; el grupo estonio Tulli Lum (literalmente, ‘nieve caliente’), creado en 1999 por su vocalista, la livonia Julgi Stalte; e intérpretes como Marija Šaltjāre (1860-1930), Katrina Krasone (1890-1979); Hilda Grīva (1910-1984), una mujer muy activa en diversos ámbitos de la cultura; y Katrīne Zēberga, que han dejado grabaciones de algunas canciones tradicionales (en el archivo folclórico estonio de Tartu [Eesti Rahvaluule Arhiiv] se conserva un material valiosísimo).
Viejas imágenes de la exposición permanente que puede verse en la Līvõd Rovkuodā. A pesar de la precariedad en que se encuentra la cultura livonia y el hecho de que la lengua ya no se utilice en la vida cotidiana (aunque se mantiene de alguna manera, más pasiva que activa, en el ámbito de unas cuantas familias, cuyas casas exhiben la bandera: se calcula que en la comarca quedan unas 180 personas que se consideran étnicamente livonias y conocen la lengua, la cual se enseña de nuevo en la pequeña escuela de Irē), en los últimos años el habla de los livonios ha tenido una cierta vivificación gracias, en buena medida, a la actividad de la Unión de Livonia, sostenida básicamente por el gobierno letón, que publica un almanaque anual en lengua letona, organiza fiestas y encuentros, y promueve el turismo: no en vano la costa septentrional de Curlandia tiene una de las playas más extensas de Europa, de casi cien kilómetros de longitud, que si no fuera por las inclemencias meteorológicas y las limitaciones estatales podía haberse convertido en una zona balnearia de primer orden. Los livonios, por otra parte, están representados en el Parlamento de Letonia por un diputado.
Pescadores en la playa de Irē.
La lengua de los livonios, llamada popularmente rāndakēļ (´lengua de la costa´) y, más formalmente, līvõ kēļ (´lengua livonia´), pertenece al grupo meridional de las lenguas baltofinesas (de la familia finoúgria); tiene tres formas dialectales y es muy próxima al estonio –un estrecho de menos de 40 km de ancho, llamado Irbes jūras šaurums, en letón, y Kura kurk, en estonio, separa el extremo meridional de la isla estonia de Saaremaa de las playas livonias, y los pescadores de un lado y del otro han estado siempre en contacto–, a pesar de que en la escritura se mezclan los signos diacríticos de los alfabetos estonio y letón, y que la influencia de esta última lengua es notable. Juntamente con el latgalio, hablado al este de Letonia, el livonio está reconocido por la Oficina Letona de Lenguas Minoritarias, que es una rama nacional del European Bureau for Lesser-Used Languages (EBLUL). La lengua livonia se enseña actualmente en universidades de Letonia, Estonia y Finlandia.
La iglesia de Kūolka.
El transeúnte se movió con los escasísimos medios de transporte público locales, a pie, con bicicleta y haciendo autoestop por una buena parte de la Līvõd rānda, recorriendo las generosas playas donde ahora se practica la pesca deportiva, en especial durante los fines de semana; los magníficos bosques casi vírgenes, que harían las delicias de nuestros buscadores de setas y aficionados a la botánica, de una riqueza vegetal y faunística excepcional –a pesar del persistente ataque masivo de los mosquitos, sobre todo a la caída de la tarde–, y también otras aldeas ocultas entre la vegetación: Kuoštrõg (Košrags, en letón), Pitrõg (Pitrags), Kūolka (Kolka, la localidad más poblada, en el extremo oriental de la costa, encarada al golfo de Riga, donde incluso hay una factoría de conservas de pescado)… Toda el área de la Līvõd rānda se encuentra integrada en el parque natural de Slītere, una zona protegida y muy bien conservada. La normativa oficial para la preservación del lugar llega incluso a la prohibición de establecer hoteles, restaurantes o centros de esparcimiento: sólo los campings y algunas casas de huéspedes permiten alojarse allí.
Por el camino entre Irē y Kuoštrõg. Para quienes deseen informarse más ampliamente sobre los livonios, el transeúnte deja estos enlaces:- Les Lives (http://www.adefo.org/live.html), en francés.
- Liv Culture (http://www.nba.fi/liivilaiset/English/AEnglish.html), en livoniano, letón, inglés y finés.
- Livones.lv (http://www.livones.lv/libiesi), en livonio, letón e inglés
- Virtual Livonia (http://homepage.mac.com/uldis/livonia/livonia.html), en livonio, letón e inglés.
- Sobre la lengua livonia: http://homepage.mac.com/uldis/livonia/livlang.html (en inglés).
© de las imágenes, si no se cita otra fuente, Albert Lázaro-Tinaut.
Clicad sobre las fotografías para ampliarlas.Traducción del catalán: Carlos Vitale.